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Atasco en la 601

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La imagen no es de la M-601, conste para el que no la conozca. Nos sucedió el martes 8 de octubre en la carretera que baja de Collado Mediano a Villalba, la M-601 que sube al Puerto de Navacerrada, que apenas tiene dos carriles, uno de ida y otro de vuelta. Estaban haciendo obras. Mi mujer y yo llevábamos a su madre al médico a Villalba; no llegamos a tiempo.

Mi primera reacción fue acordarme de un proyecto latente que finalmente llevaban a la práctica: la desdoblaban, lo que provocaría más tráfico y mejores condiciones para seguir construyendo cuando el mercado lo permitiese. Sí, «el progreso». Pero no, afortunadamente sólo se trataba de asfaltar.

Pues ese trayecto (glorieta para la desviación a Collado Mediano hasta la glorieta del lobo aullador) lo recorrimos en 40 minutos. Una exageración. La ira fue creciendo con el paso del tiempo. Algo inexplicable. Los gritos al chaval que tenía su disco de stop en la mano y que iba dando paso a los que bajábamos, no sirvieron más que para ponerle nervioso pero, por supuesto, no para que encontrara una solución.

Lo que sucedía era evidente para cualquiera con dos dedos de frente: el que estaba en la parte de abajo daba paso a todo el que llegaba, incluso aunque estuviera por llegar, mientras arriba se iba formando una columna kilométrica.

Era cuestión de hacer lo que se hace, tan elemental como ir dando paso periódicamente a unos y a otros. Pero el de abajo, que parecía ser el que mandaba, no veía más que lo que tenía delante y no quería saber lo que se estaba formando arriba; mientras el chaval de arriba no estaba contratado, al parecer, para resolver el problema del tráfico que provocaba la obra, sino exclusivamente para dar paso cuando le mandaba.

¿Y la Guardia Civil? ¿Y la Policía Local, de Collado, de Alpedrete o de Villalba? Ni estaba ni se la esperaba. Puede que luego, cuando mi mujer telefoneó a la benémerita para explicar lo sucedido, se diera un garbeo por la zona para averiguar cómo se había solucionado el incidente.

¿Que si tiene importancia?

Pues hombre, que una obra se haga sin el menor control por parte de las autoridades, perjudicando innecesariamente a las personas, es un detalle molesto.

Y provoca esa impotencia a la que nos vamos acostumbrando cuando nos suben los precios, nos bajan los salarios (que sí, oiga, que nos los bajan, diga usted lo que diga, mequetrefe), nos quitan derechos sindicales, nos hacen pagar por servicios sociales antes gratuitos, igual que por medicamentos, congelan las pensiones haciéndolas perder una enorme capacidad adquisitiva, nos mienten cada día, venden el patrimonio de todos sin el menor rubor, etc., etc. Impotencia ante la estulticia, ante la falta de profesionalidad, ante la sordera…

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