Saltar al contenido

Cuando sale la reclusa, de Fred Vargas

  • por

Ha sido Premio Princesa de Asturias de las Letras de este año que termina. Cuando sale la reclusa es su última novela publicada en España, ya en 2017. Fred Vargas es una escritora francesa de mucho prestigio que la editorial Siruela se ha dedicado a ofrecérnosla para nuestro gozo lector.

A Fred Vargas se le critican algunas cuestiones, como ciertas reflexiones que contienen sus novelas, repeticiones que al parecer han ido limándose en sus últimos textos. Simultáneamente tiene grandes defensores, convirtiéndola en una verdadera maestra del género. Yo comienzo el conocimiento de esta autora con esta novela, que siendo especial, un tanto rara, me ha gustado bastante, así que no tengo una opinión formada de Fred Vargas, pero sí de Cuando sale la reclusa, que me parece una novela de mucho interés.

Amén de otras obras, como su trilogía de Los 3 evangelistas, lo esencial de esta autora es la serie con su personaje clave: Jean-Baptiste Adamsberg, comisario de policía en París, de la Brigada Criminal de la jefatura de policía, sección homicidios, distrito 13, al que ya ha complicado la vida en casi una decena de peripecias criminales.

Es una novela especial porque además de la investigación de unos supuestos crímenes, lo que nos cuenta es el enfrentamiento en el propio equipo de Adamsberg, especialmente con su compañero, el inspector Adrien Danglard, hasta esta novela creo que su mano derecha. Aunque sí sigue contando con otros elementos muy valiosos para él: Retancourt, Louis Veyrenc…

La novela es rara. Porque el método elegido para matar –si es que se trata de eso- es bastante complicado de asumir. Hay que creerlo, hay que hacer un acto de fe, lo que la hace muy arriesgada. Pero resulta perfectamente verosímil, y eso es lo que cuenta. Teniendo en cuenta que una de las señas de identidad de la autora es el misterio fundido con la fantasía. Aquí no parece tan evidente, ni siquiera la que dicen que es otra de sus características, el surrealismo, pero sí que todo eso está detrás del relato.

Una trama que se inicia con Adamsberg de regreso de unas vacaciones en Islandia. Y desde ese punto, el interés se bifurca por caminos que tienen desarrollos paralelos.

Hago recuento de quién es Fred Vargas. Frédérique Audoin-Rouzeau, nació en de 1957 en París. Su padre fue el escritor surrealista Philippe Audoin. Creció rodeada de intelectuales que visitaban su casa a menudo. Su padre le obligó a leer de pequeña a los grandes clásicos de los siglos XVII al XIX, mientras, ella leía literatura policíaca a escondidas. Estudió Arqueozoología e Historia. En 1988 comenzó a trabajar en el CNRS (Centro Nacional de Investigaciones Científicas) de París como arqueozoóloga. Sus investigaciones versaban sobre los huesos de animales de la Edad Media en occidente. Más tarde se unió al Institut Pasteur. Últimamente ha trabajado en la concepción de una capa de plástico destinada a luchar contra la gripe aviar.

Comenzó su carrera literaria en 1986 con la novela Les jeux de l’amour et de la mort, que tuvo una tirada muy limitada. Los editores la rechazan repetidamente, hasta que alcanza el éxito con Huye rápido, vete lejos en 2001.

Ella y su hermana gemela, la pintora Joëlle “Jo” Vargas, utilizan el pseudónimo de “Vargas” en su apellido por el personaje de María Vargas, interpretado por Ava Gardner en La condesa descalza. No le gustan los nombres franceses, por eso elige apellidos con resonancias extranjeras para sus protagonistas. Su hermano mayor es el historiador Stéphane Audoin-Rouzeau, especialista en la Gran Guerra.

Es muy activa políticamente y ha apoyado la candidatura de Daniel Cohn-Bendit y defendido los derechos de Cesare Battisti, exiliado italiano en Francia, miembro de la milicia “Proletarios armados por el comunismo”, actualmente encarcelado en Brasil.
Es una mujer muy tímida, que dice aterrorizarse de que sus lectores la reconozcan y pidan autógrafos. Proclama tener un ego del tamaño de una lenteja y disfruta tocando el acordeón. Vive en París con su hijo.

Lo cierto es que, como dice uno de los personajes de Cuando sale la reclusa: “No hay que desatender nunca una picadura, hay que rascarla siempre hasta el final, hasta hacerse sangre; si no, corres el peligro de que te pique toda la vida”. Y eso es lo que termina haciendo Adamsberg, llegar hasta el fondo, aunque casi nadie pensaba, como él, que aquellas muertes fuesen asesinatos, casi teniendo que conceder, por tanto, inteligencia a la famosa araña.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.