Saltar al contenido

Balance electoral 1. Fraude, ¿no, gracias?

Últimamente tengo la sensación de que sucede algo raro en el escrutinio electoral. Como que se da algún tipo de manejo, y eso que no soy nada dado a creer en conspiraciones, aunque sí sé del manejo de los poderosos para conservar sus privilegios a costa de lo que sea (véanse los comportamientos de sus voceros). En algunos momentos de la tarde noche de ayer volví a acordarme de mi novela Los demonios andan sueltos (que recomiendo encarecidamente), donde cuento lo que pudo suceder en el México de 1994, un fraude químico, cuando todos los observadores, internacionales y nacionales, ratificaron la exquisita limpieza de las elecciones, y que dio la vuelta al resultado electoral que se esperaba.

Ya a la tarde hubo un pequeño detalle: a las seis y unos pocos minutos, en mi aplicación de móvil del Ministerio del Interior, dieron el dato de que la participación era alrededor de un punto y medio menor que en las elecciones anteriores, inmediatamente vimos que en la portada de La Razón digital el titular de última hora indicaba que a las 6 de la tarde había dos puntos menos de participación. Cuando regresé mi atención al Ministerio, y ya eran las 6 y bastantes minutos, se señalaba lo que fue luego, que la participación era aproximadamente un punto y medio superior, y al minuto, La Razón cambiaba igualmente de titular. ¿Qué significó eso?

El resultado de anoche no se parece en nada a lo que todas las encuestas auguraban. ¿Siempre se equivocan las encuestas, siempre, tanto? El resultado de anoche no refleja lo que estaba en el ambiente. Porque ¿no ha mantenido el PP demasiados votos? ¿no ha habido demasiada distancia final entre el PSOE y Podemos? ¿es razonable el batacazo de Unidad Popular? Y habría un buen puñado de preguntas más que han teñido de desazón el resultado para las gentes de izquierda y progresistas del país.

Sé que esta reflexión está motivada por la desilusión que el resultado me ha causado, pero sí pretendo llamar la atención para que estemos ojo avizor, especialmente alertas. Porque, es la base de mi novela, el capital tiene la capacidad de alterar a su gusto cualquier resultado, eso es real.

Y hay un dato objetivo: los poderosos, tanto de España como de Europa y de Estados Unidos, no pueden consentir que en España gobierne Podemos (y lo vamos a confirmar, estoy seguro, incluso en la actitud del PSOE). Tras Grecia y Portugal, un país de mayor importancia con una firme convicción contra los recortes, en defensa de la soberanía, etc., puede resquebrajar definitivamente el negociete que se han montado los privilegiados de los distintos países.

No voy a ser yo quien hable de fraude, no, es muy complicado (aunque no imposible), cuando hasta los propios partidos tienen sus propios mecanismos de control, y aparentemente no hay fisuras, ni la más leve duda. Pero, qué raro que siempre, al final, como ya pasara en ediciones anteriores, se diera la vuelta a la tendencia de toda la noche, y finalmente quedara por encima la suma de PP y Ciudadanos frente a los que sumaban PSOE y Podemos. Por ejemplo.

Repito: en mi novela nadie habló de fraude en 1994 en México, nadie más que una persona, ni siquiera su partido, envuelto, como consecuencia de la inesperada derrota, en una crisis interna por quedarse lejos de las expectativas de la gente.

Claro que en España no hace falta manejar hipótesis de fraude electoral porque lo que sí hay es un permanente fraude democrático. Los partidos del sistema mienten descaradamente, retuercen en su beneficio hasta los datos más evidentes, abruman con su capacidad económica, prometen sin ruborizarse los paraísos más artificiales, y todo lo trasmiten por los medios comunicación a su servicio, que son todos, salvo la honrosa excepción de algunos medios digitales, minoritarios. El elector, al final, ejerce su derecho a votar, o a abstenerse, marcado por el miedo, por el continuo lavado de cerebro de las grandes cadenas, identificado con su verdadero enemigo en base a los simulados valores con los que le alimentan día a día.

Así que no creo que haya habido fraude, porque no les hace falta. Aunque tal vez…

5 comentarios en «Balance electoral 1. Fraude, ¿no, gracias?»

Responder a Elena Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.