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El debate del estado de la nación 2014

Sí, quiero decir algo sobre la gran farsa anual del Congreso.

Quiero decir que es una farsa, que no se lo creen ni ellos. Que nadie se escucha, que todos esconden intenciones oscuras. Que tal vez las palabras de Lara y Cosculluela me representan, aunque luego no se vuelvan acciones que procuren cambiar las cosas. Que es una retahíla de frases hechas, de frases huecas. Que me importan un pimiento todos esos tiparracos y todas esas tiparracas, salvo que viven gracias a nuestro dinero y que se les supone una entrega para organizar adecuadamente la vida colectiva, cosa que no hacen, sino más bien lo contrario: la destrozan en su propio beneficio y en el beneficio de sus amigos.

Hay veces que alguno dice cosas bien estructuradas, bien interesadas, bien lúcidas. Pero también ahí se puede pensar que es pura demagogia, que no estarían dispuestos a perder su estatus por lograr sus ideas. Porque no hay ideas, hay frases. La canción decía que todo era puro teatro. En la farsa parlamentaria todo es puro negocio.

Me da asco el parlamento español. Eso era lo que quería decir.

Y que me duele el corazón porque hoy ha muerto Paco de Lucía. Esa si es una verdad, una dolorosa verdad.

2 comentarios en «El debate del estado de la nación 2014»

  1. Victor, tienes razón, aunque hay quienes están allí y se lo creen de verdad, e intentan cambiar las cosas, y están al pie del cañón. Como a menudo sucede algunxs, lxs menos, pagan los pecados de lxs más (aunque sucede más veces que lxs más pagan los pecados de lxs menos, o debería decir que los sufren).

    En fin, a lo que iba, que no todas las personas que se sientan en el parlamento son chorizos y sinvergüenzas, pero en una cosa supongo que podremos estar de acuerdo: que el sistema no es que no se lo ponga fácil, es que se lo hace imposible.

    Para mi esta es la verdadera maldición de nuestro sistema político, mal llamado democracia. Les falta y nos falta formación, información y tiempo. Tiempo para aprender, para comprender, para meditar y para debatir. Nos falta a la ciudadanía y a quienes nos representan.

    Y otra gran maldición es que cuando alguien se mete en política, en lo que se mete es en un juego de poder (ojo, también en los sindicatos, empresas y otras organizaciones sucede), y el poder corrompe.

    El sistema no debería otorgar poder. El poder debería residir en el pueblo. El «poder» en este caso sería desgastante. Como llevan diciendo los zapatistas desde hace muchos años «El pueblo manda y el gobierno obedece», ese debería ser el camino.

    1. Totalmente de acuerdo contigo, Rodrigo. De todos modos, yo ahora destaco que ese sistema podrido iguala, hace inútil la respuesta ahí dentro. No sé cómo pero el Congreso habría que utilizarlo de otra manera; así no sirve para nada el trabajo de nadie, ni siquiera valen las palabras que sí nos representan, que sí recogen nuestro ánimo, nuestras ideas y nuestra rebeldía.

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