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Dolores Redondo, la novela de intriga correcta

He leído El guardián invisible y Legado en los huesos, de la escritora donostiarra Dolores Redondo, y me lo he pasado bien. Me parece una literatura digna, aunque le falte una pizca para ser una obra madura y limpia, redonda.

La intriga policial, que es el eje del relato, lo ha condimentado con el misterio que transita de generación en generación, «historias de brujas que han marcado el valle del Baztán», y aderezo de crónica costumbrista y familiar, indispensable para la trama salva en cierta grasilla que a mí me ha sobrado. Es una trama que va construyéndose con rigor y parsimonia, incluso saltando de un libro al otro, al entrelazar distintas intrigas que siempre tienen que ver, directa o indirectamente, con el pasado de la protagonista y de su entorno de entonces: ese valle mágico de Navarra.

Si encuentro que a veces el relato pierde en brío  se debe a los meandros que hace el narrador para detenerse en explicaciones de métodos policiales, en descripciones de la zona geográfica, hasta de enfermedades, que no conceden unidad potente al relato, sino que lo disgregan favoreciendo cierto cansancio. La exhaustiva documentación conseguida, clave en la historia, no parece estar asumida íntegramente por la autora para manejarla sin que el lector se dé cuenta por estar imbricada sin fisuras en el texto. Incluso llega a dar definiciones de diccionario que no caben en un relato literario salvo que sean perfectamente naturales.

Aceptado esos defectos, seguramente porque era necesario que las novelas tuvieran tantas páginas como tienen, hay que decir que las novelas son bien atractivas y que su difusión es merecida.

Dolores Redondo está teniendo un importante éxito con estas dos primeras novelas de la trilogía del Baztán, y no sólo en España, sino que la han traducido a varios idiomas y también se ha editado en otros países. Y sí se lo merece, sobre todo, porque ha sabido llegar al lector. Un éxito que se corresponde con la actual corriente dominante de libros policiales o de intriga que vivimos desde hace años, y que no parece debilitarse.

La pena es que, esencialmente, se trata de una moda que controla los límites del género, no trasciende a ámbitos más duros de la serie negra. Lo que parece gustar a los editores, que son los que imponen el gusto literario del momento con sus campañas promocionales de estilos y autores, es la novela cuyo esquema plantea la resolución de un crimen, o de una serie de ellos. Una novela que no entra a fondo en la crítica social, por ejemplo, ni contiene escenas escabrosas, relaciones fuera de la norma o escenarios asumibles por el pensamiento dominante en la sociedad, más que los imprescindibles cuando hablamos de asesinatos o crímenes. Una novela de mera distracción, que no digo yo que esté mal, pero junto a la que caben otras que están segregadas a editoriales minoritarias sin proyección comercial.

Legado en los huesos

Lo que no quiere decir que no existan los miles de lectores que la han comprado, a quienes precisamente les guste el exceso de minuciosidad en la descripción de la geografía y sus leyendas o en la historia familiar de Amaia Salazar, la protagonista. Desde luego la trama es correcta y su desarrollo acertado, apasionante y vertiginoso en ocasiones.

La literatura es un arte, y tratar de buscar dogmas es baladí. Cada uno escribe como su entendimiento le dicta y su capacidad le permite, y a los demás les gusta o no les gusta lo que leen. Otra cosa bien distinta es el encasillamiento de muchos editores.

Yo espero seguir divirtiéndome con la tercera entrega.

 

El guardián invisible, Legado en los huesos. Dolores Redondo. Círculo de Lectores.

1 comentario en «Dolores Redondo, la novela de intriga correcta»

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