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El miedo se ha instalado en Europa

Europa está asustada, un fantasma le recorre su columna vertebral, es el fantasma de sus propias acciones. Hay quien dice que esto no es una guerra, yo creo que sí, una guerra que cada uno entiende a su manera, provocada por lo que provocan las guerras: la sed de mayores beneficios económicos, la sed de sojuzgar y aprovecharse del más débil. Y además no está mal saberlo, ser consciente de ello, de que estamos en guerra aunque las bombas caigan lejos.

¡Por Belcebú que España no se sume más directamente en la guerra en Siria y en esa zona tan privilegiada geoestratégicamente! No por cobardía (que tampoco es un delito), ni por afrontar un reto justo, sino por todo lo contrario, por no sumarnos a una locura colonizadora, imperialista, tal y como hemos hecho en tantas otras ocasiones.

Las guerras solo son un elemento más de la organización planetaria al servicio de las grandes empresas de todo tipo que nos gobiernan. Allá donde no funcionan los tratados previstos para sojuzgar pueblos enteros, por ejemplo, o donde los gobiernos no son meros instrumentos serviles, se organizan operaciones especiales para el desequilibrio, bombardeos indiscriminados para la destrucción total, etc.

En estos momentos hay que defenderse del terrorismo, de esa respuesta injusta y de la máxima crueldad que puede darse. Pero ni es fácil ni se va a conseguir un resultado satisfactorio, porque es imposible, al menos en el terreno estrictamente militar, en el ámbito de la violencia armada. Sólo avanzaremos hacia la paz indispensable cuando las políticas se establezcan sin egoísmos, sin anteponer intereses mezquinos a cada paso. El mundo sólo será mejor cuando los que gobiernan (esa panda de tarados) lo hagan con respeto, cuando dejen de querer ser más que los otros, cuando no actúen representando el incrementando del beneficio que algunos buscan afanosamente, por encima de cualquier sentido humano.

No dejamos de estar en guerra porque formamos parte de un bloque al que nos debemos en cuerpo y alma, del que somos prisioneros de sus esquemas mercaderes guerreros. Esto es Occidente, o sea, Estados Unidos y Europa. Bueno, y Japón y Arabia Saudí, etc.

Y “Occidente” pelea con todo aquello, con todo aquel que se interpone incomodando sus planes expansivos, tal y como requiere su esencia de capitalismo salvaje. Lo quiere todo a costa de lo que sea, incluso de la vida, por la destrucción.

Estamos en una espiral a la que no se le va la última curva. Europa hoy vive bajo el miedo. Nadie se merece vivir así. Ni los sirios se lo merecen, ni los afganos, ni los francés, ni los habitantes de Mali, ni tantos otros pueblos. Porque, nosotros sabemos cómo vivimos, ¿pero somos conscientes de cómo viven ellos, los otros, los demás, que no hacen sino sufrir las consecuencias de nuestras ambiciones desatadas?

La maldita esencia de esta Europa de los mercaderes la apreciamos todos los días en la mentirosa televisión contemplando los cientos de miles de refugiados sin país, sin familia y sin casa que sólo buscan sobrevivir y que son tratados como ratas que no caben en nuestros territorios.

Europa está asustada, y sus gentes no se lo merecen, sean de la religión que profesen o de ninguna, sean del color de piel que sean y del origen del que vengan. Ellos, nosotros, no nos lo merecemos. No ganamos nada en esta nueva y prolongada partida, como siempre. Sólo perdemos, es la costumbre. Unos siguen dirigiendo la guerra desde sus poltronas, repartiendo los mercados a su gusto desde despachos acristalados en altos edificios de los centros neurálgicos del mundo, mientras nosotros seguimos viviendo acosados por las consecuencias de sus imbecilidades, de sus canalladas.

Y así el mundo sigue girando.

6 comentarios en «El miedo se ha instalado en Europa»

  1. Comparto totalmente tus reflexiones. Es vomitivo escuchar los medios y a los líderes políticos y comprobar la manipulación y el patriotismo barato. Gracias Victor. Besitos

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