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Jueves santo en Candeleda: Tato Cabal, Eliseo Parra y 20 euros

Hay muchos encantos para ir a Candeleda, en Ávila, en el valle del Tiétar. El castro vetón que hay subiendo desde el Raso es uno de ellos, para mi uno de los principales. Impresionante la vista, la historia del lugar, la energía que se percibe. Pero la zona entera es una gozada, rota por los torrentes que bajan de la montaña sagrada (el Almanzor) y que alimentan el río que da nombre al valle; la buena comida, naturalmente, algo común a casi todos los rincones del país, al igual que el carácter amable de sus gentes acogedoras; el pantano de El Rosarito… Luego, si te vas a la wikipedia te enteras de que hay más motivos de interés, como el museo del juguete de hojalata. Pero a mí me convocó la amistad.

Nos reclamó a Chus y a mí la presentación del nuevo libro de mi querido amigo Tato Cabal, un libro de relatos ambientados, precisamente, en la zona; situados en Candeleda, bajo el título de “Entre gargantas”. Tato es un escritor tardío, que ha llegado recientemente a la literatura, pero con gran facilidad para narrar, con muchas historias que contar, manejando con sencillez la prosa, directa, con cierto toque de humor, o de ironía, y además mucha humanidad. Un libro que presenta como una Suite de amor en seis relatos y que uno se lo traga con la media sonrisa que se le clava a uno cuando disfruta con algo.

La presentación, en el cine del pueblo, correcta, aunque provocó seria división de opiniones uno de los intervinientes, poeta, diletante, excesivo. Pero la sala llena, con presencia del alcalde, anfitrión. Muchos libros vendidos. Un éxito.

Había alguien más que me atraía reencontrar, Eliseo Parra, puede que en la actualidad la voz más prestigiosa del folklore, un artista que ha tardado mucho en ser reconocido como se merece, pero que al final se ha impuesto con todo su poderío: investigador, creador, divulgativo, artístico. Alguien que hacía muchos años que no abrazaba, y no me cansé.

Y de una casa a la otra, vecinas, en el camino al Raso, junto a la garganta de Chilla. Lindísimo paraje. La merienda con Tato, Mamen y los amigos que habíamos estado en la presentación. El desayuno con Eliseo y su casa, preparada para recibir a toda esa marabunta que en ocasiones junta para grabar, para ensayar. Porque son dos casas en las que se respira arte, amor por la naturaleza, inquietud vital. Yo pensé en esconderme en una de esas habitaciones vacías de Eliseo para fundirme con la historia con el rumor del río, con la perspectiva del valle, con la tensión creadora que late, y ya quedarme alejado de lo ruin del más allá.

Al final, el coche arrancó, también él pesaroso.

Pero no todo acaba en lo previsible, por conocer a mis amigos, su quehacer creador, y saber de la belleza de la zona. El destino aún me depararía una sorpresa más.

El bar de la estación. Ana, un encanto. Espléndida atención, comida exquisita y a buen precio. Es como la cantina de la estación de autobuses, pero descubres que es mucho más. Es estar en el salón de tu casa. Entonces, ella comenta que de repente su web se ha visto asaltado por miles de visitas. Y es que… “cuando se sale en los medios, ya se sabe”. Y resulta que es el bar del que hace unos pocos días hablaban en las ondas, donde alguien se fue sin pagar sin darse cuenta, y luego mandó por correo los 20 € que adeudaba con una simpática nota exculpatoria.

De repente había caído en una de las noticias “interesantes” de la semana (sorprendente porque el sentido del honor, de la cordialidad, del comportamiento humano, es algo tan sorprendente como llamativo). Ana nos enseñó la carta, con su sobre y los famosos 20 €, que todo lo tiene en un marco. Le auguramos el triunfo que anhela y que busca con denuedo gracias a su saber hacer.

Y con eso acabaron un jueves y viernes santo en el que hubo algunas cosas, se dieron algunos hechos, y ninguna procesión. Es más, por unas horas pude soñar que vivía en un país laico, donde se quería y respetaba a los artistas. Luego llegué a casa y puse la televisión.

 

 

4 comentarios en «Jueves santo en Candeleda: Tato Cabal, Eliseo Parra y 20 euros»

  1. Hiciste mal, Víctor.
    Un día feliz, con buena compañía, con amor al paisaje seductor de Candeleda, no debiste poner la «tele» aburrida, achacosa, insultante,etc…si no, una buena música o un bello poema. Un abrazo, querido amigo.

  2. LUIS SANCHEZ DE ROJAS DE LAS HERAS

    Ser revolucionario, avanzar, precisa apoyarse en algo sólido, eso que llamamos tradición, pues en caso contrario damos un salto en el vacío, y ya sabemos como suelen acabar esas cosas. Por otro lado los aspectos principales de la cultura, son el arte y la religión. O sea, que no entiendo esa tirria a la religión católica. Por lo demás, me encanta el artículo.

    1. Es una pena que no entiendas la tirria que le tengo… perdón… no… a la religión no le tengo tanta, siempre que quien la profese sea respetuoso y la oficie en privado o en los lugares de culto, sin convertirla en un arma contra el laicismo y el avance de la sociedad. Mi tirria feroz es a la Iglesia Católica, y no te puedes imaginar cuantos argumentos tengo para tenerla. Y por cierto, hay quien no tenemos miedo a saltar sin anclajes, seguro que es mejor que lo que tenemos: una sociedad podrida, con cáncer en todos los órganos. Y por cierto, no sé a cuento de qué viene tu comentario sobre mi tirria.

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