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¿Monarquía o República? Cállate niño, ahora no toca

Lo que ha hecho el líder el PSOE, el señor Rubalcaba, en relación a la monarquía, es imperdonable. Lo que hizo Zapatero apañando con el PP el artículo de la Constitución que entregaba la soberanía del pueblo a los dueños del mundo, fue imperdonable. Sólo esos dos actos califican al PSOE como puntal decisivo del capitalismo salvaje que nos gobierna. Y ha habido muchos más en el mismo sentido.

Que nos enteremos esta semana de que hace meses que el señor Rey, el señor Rajoy y el señor Rubalcaba habían establecido la manera en la que se iba a deslizar a España a su segunda transición, demuestra una y mil veces la verdad de tantas cosas como hemos aprendido, o redescubierto, en este último tiempo de nuestra historia: que no vivimos en una verdadera democracia, o que más bien vivimos en una democracia manipulada, que el PSOE es un partido del régimen (Si, señores dirigentes socialistas a los que les molesta el término, partido del régimen, de la dictadura de los mercados que habéis establecido a espaldas de la gente), y que apenas se diferencia del PP por su actitud ante lo social, pero en nada por su política económica (y toda la política está al servicio de la economía dictada por las grandes empresas, los bancos, las instituciones europeas y mundiales que gobiernan realmente el mundo).

¿El consenso del 78 es para toda la vida que le queda a la Humanidad? Sr. Rubalcaba: usted ha traicionado a su pueblo, del mismo modo que el señor Zapatero lo traicionó violentando a su capricho (al capricho dictado de los que mandan sin ser votados) nuestra Constitución. No me voy a referir al señor Rajoy ni a los demás señores dirigentes del PP, porque ellos no engañan si tu no quieres ser engañado, ellos son la correa de trasmisión directa de aquellos poderes y bien sabemos que sólo les preocupa ellos mismos y sus familias.

¿Que cómo se me ocurre hablar de traición? Lo llamo así desde mi posición en la estructura que han fabricado en la sociedad, desde el lado de quienes sufrimos las consecuencias negativas de determinados comportamientos que llevan a cabo desde la impunidad, desde el descaro de hacer lo que les da la gana, desde la corrupción, desde los privilegios, desde la manipulación descarada, interesada y malintencionada que el PP y el PSOE hacen de la Democracia, poniéndola al servicio de los más poderosos.

No tienen el menor rubor ni la menor vacilación, como hicieron con el artículo 135 de la Constitución (porque así se lo mandaban sus amos), de hacerlo todo vertiginosamente, atacando por sorpresa para que nadie reúna la capacidad de reacción, para que la protesta no ponga en peligro su cálculo. Y su actuación nocturna y alevosa la hacen a pesar de señalar que la gran mayoría del pueblo español está con la Monarquía y está con la decisión de coronar por vía de apremio al señor Felipe VI. Pero en cambio no lo preguntan, ¿por qué? porque tienen miedo. Yo lo declaro abiertamente, soy de los que consideran que han hecho un nuevo ejercicio de tiranía.

Además, se burlan al declarar todo el rato que ahora no toca, que no está en la agenda, que ahora no es el momento de hablar de si Monarquía o República. ¿Cuándo coño será hora de preguntarnos sobre ese tema? ¿Señores del PP y del PSOE, entre otros como UPyD, nos pueden ustedes decir qué requisitos tienen que coincidir para que se pueda plantear un referéndum sobre ese tema?, ¿y sobre cualquier otro que sea tan trascendente como este?

Me da asco que por mor al mantenimiento intacto del sistema de castas, gentes que incluso llevan en algún lugar la bandera republicana (ellos dicen que en el corazón, pero no les sangra) vocean con todo el cinismo que ahora no toca. ¿Ahora no toca? Bueno, esperemos a que llegue esa hora. ¿Esperamos? De momento mañana vamos a asistir, en este país y por enésima vez, el espectáculo de la gran farsa, al bochornoso cinismo de ese parlamento podrido.

Por cierto, ¿la República es el paraíso y la Monarquía es el averno? No, por supuesto que no, al menos no necesariamente. Depende de qué reglas regulen esa República o esa Monarquía, de qué tipo sea una y otra. Pero esa no es la discusión, que nadie se engañe. O si República de Aznar o Monarquía del Príncipe. La discusión es si el pueblo, la gente contamos para algo o no a la hora de tomar decisiones importantes. Y nos han vuelto a escupir que no. Que somos súbditos de una monarquía de maldito cuento, y no ciudadanos de un país construido entre todos. Cállate niño, ahora no toca.

6 comentarios en «¿Monarquía o República? Cállate niño, ahora no toca»

  1. ¿Qué decir? Estoy totalmente de acuerdo, el problema sigue siendo ¿qué hacer? y ¿cómo? Al menos que los niños salgan respondones, no se callen y digan que ahora sí toca. Un abrazo, Víctor.

  2. Solo que en este País no tenemos experiencia de República, nunca dejaron que se desarrollase, siempre la destruyeron antes de saber que tipo de República era y hacia donde iba por eso nos la quieren vender como algo malo que hay que destruir los que con su prensa, su TV, su radio. Están aplicando las reglas de Goebbels, repitiendo constantemente su descrédito y alabando las ventajas de la Monarquía, con una total desventaja en cuanto a comparación de estos dos sistemas

  3. Querido Víctor y amig@s:

    Quiero felicitarte por la web que te has montado, toda una biografía! y hacer algún comentario sobre el artículo: ¿Monarquía o República? Cállate niño, ahora no toca

    De la misma forma que la derecha española tiene sus mitos, como es la primacía y la eficacia de lo privado frente a lo público o la capacidad autoreguladora del mercado, por citar sólo dos, creo que la izquierda española también tiene los suyos.

    Me sorprende Víctor que, en tu crítica a Rubalcaba, a cuyo partido calificas de «puntal del capitalismo salvaje», pongas en el mismo plano dos hechos que en mi opinión son bien distintos: el primero supone una clara pérdida de autonomía democrática frente a los poderes financieros, mientras que el segundo pertenece sólo a la esfera de lo simbólico.

    Me explico: La reforma de la constitución en 2011, para modificar el artículo 135 y establecer el principio de Estabilidad presupuestaria, que impuso la derecha europea, y a la que Zapatero se plegó sin rechistar, otorga prioridad absoluta al pago del capital y de los intereses de la deuda frente a cualquier necesidad presente o futura que tenga o pueda tener el país. Esta reforma constitucional sí es de la máxima gravedad puesto que consagra en nuestra Carta Magna los principios neoliberales que tan nefastos resultados están produciendo y limita seriamente la recuperación de la economía y de las políticas sociales que España necesita como agua de mayo.

    Este es un cambio esencial que puede afectar muy directamente al bien común y a la capacidad de decisión política de la ciudadanía. Pero creo que otra cosa bien distinta, amigo Víctor, es el debate sobre la forma del Estado (¿Monarquía o República?), que en mi opinión, si lo sometemos a la luz de la razón, es un problema meramente estético. Es como aquel viejo debate con el vino: ¿en vaso o en copa? Lo esencial es que la democracia, como el vino, sea de calidad, no si se paladea en un vaso o en una copa. Pero la dificultad aquí estriba en que, por razones históricas obvias, parte de la izquierda aborda el asunto desde el terreno mítico, puramente emocional: «¡Se trata de elegir entre monarquía y democracia!» (Cayo Lara dixit), olvidando que hoy poco tiene que ver la II República Española (a pesar de escarapelas y banderas tricolores que estamos viendo estos días) con la polémica. Los mitos distorsionan la percepción de la realidad. Supongo que estaremos de acuerdo en que los republicanos del primer tercio del siglo XX habrían suspirado por tener un país y una sociedad «tan poco democrática y tan manipulada» como la nuestra.

    Y aunque no me parece prioritario, yo también apoyo la consulta, como digo, por estética democrática: Juan Carlos es nombrado sucesor, a título de Rey, por el dictador, y los españoles nunca hemos dicho expresamente qué nos parece. Pero no deberías pasar por alto que aquí, el más interesado en que se realice el referendum es el propio Felipe de Borbón, que con él ganaría la legitimidad que le cuestionan; pero como sabes, el Rey no tiene poder político y, por tanto, no puede tomar iniciativas. El problema, me parece, es que la derecha también tiene sus mitos y, en lugar de zanjar el tema con una consulta, quiere evitarla porque piensa que el mismo debate y un apoyo limitado le quitaría categoría a la Corona.

    En fin, sinceramente, teniendo problemas tan serios como los que tenemos ¿por qué distraerse con asuntos que funcionan razonablemente bien? Por cierto, recomiendo ver el videocomentario de Iñaki Gabilondo del día 12: La despedida del Rey (http://blogs.elpais.com/la-voz-de-inaki/).

    Y, a parte de que veo que estás muy cabreado y que te pones a gusto, me llama la atención el hecho de que todavía nos escandalicemos de que el Poder conspire y manipule ¿Es que alguna vez fue de otra manera? El problema sería que los poderes fácticos no sintieran la necesidad de conspirar.

    La democracia española tiene déficits muy serios y, estamos de acuerdo, probablemente la corrupción y sus causas son el exponente más significativo, pero no creo que uno de esos deficit sea el hecho de que los ciudadanos españoles voten a quienes piensan que mejor les representan (¿se equivocan?), es su libertad y afortunadamente pueden ejercerla. Y si me permites la ironía, hace un tiempo, cuando las cosas no eran muy diferentes y tú formabas parte del PSOE, supongo que no te parecería tan mal.

    Un fuerte abrazo,
    Fernando Marsá.

    1. Hola Fernando.
      Te agradezco tu interesante respuesta a mi nota.
      Comparto contigo el hecho de que la izquierda también tiene sus mitos, hasta diría yo, cada persona los tiene, independientemente de donde se sitúe políticamente. Sí, es verdad, es un hecho. Y que nos manejamos con símbolos, también. Parece que el ser humano los requiere casi por naturaleza, es una realidad (seguramente desgraciada). Lo importante es que esos mitos no te absorban y manejen tus convicciones, ¿no te parece?
      En lo que discrepo es en tu tesis fundamental, en que el comportamiento del PSOE en el traspaso de la Corona al descendiente, en la operación a espaldas de la gente para dar paso a lo que se está dando en llamar la segunda transición, sea algo simbólico o un problema meramente estético. No, Fernando, ahí no estoy en absoluto de acuerdo.
      En primer lugar lo que subrayo es que esos dos actos (el cambio de la Constitución y la operación Felipe VI) son dos actos que, por sí mismos, califican al PSOE. Porque yo no necesitaría otro, aunque haya muchos más. Que ambos, Zapatero y Rubalcaba, han traicionado de la misma manera al pueblo. Y aquí esta lo grave, por el mismo hecho: por no tenerlo en cuenta para decisiones trascendentales.
      No me parece acertado considerar simbólico o estético la nueva prueba de la falta de democracia que hay en España, que se nos haya hurtado en un momento como éste la capacidad de elegir, de decidir nuestro futuro, a nuestro jefe del estado, el modelo de estado que queremos. Cuando, como tú dices, el que tenemos es pura herencia del franquismo. ¿Algo simbólico y estético?, me parece que algo absolutamente palpable, al menos yo lo vivo así, y un gran porcentaje de este país, también.
      ¿Tú crees de verdad que si el Rey tuviera iniciativa y poder político haría un referéndum porque es el más interesado en él para ganar legitimidad? ¿Tú crees que si tuvieran la garantía de ganar ese referéndum se habrían portado como lo han hecho, pactándolo en secreto, actuando por sorpresa, organizando la sucesión en dos semanas, con un despliegue comercial del viejo rey y del nuevo rey tan absoluto? No sé yo, pero aceptando que fuera que sí, que fuera el resultado que fuese, ¿no nos sentiríamos más ciudadanos? ¿Que sería otro montaje de la farsa? Si, pero en el sentido de evidenciar que la soberanía reside en la gente.
      Yo no me escandalizo, Fernando, porque el poder conspire y manipule, lo denuncio, que es bien distinto. ¿Sabes por qué? Pues fíjate tú que me parece necesario porque todavía hay demasiada gente que tiene fe ciega en el poder, que está con él, y hasta masivamente le vota. Demasiada que consiente que siga actuando totalitariamente. Yo prefiero denunciarlo desde mi tribuna y desde la calle a permanecer atrincherado en mis convicciones sin saber a qué espero, como sabes que hacen muchos.
      No sé si te he entendido cuando dices que no crees que uno de los déficits de la democracia española sea el hecho de que los ciudadanos españoles voten a quienes piensan que mejor les representan. Para mi el déficit de la democracia española es, precisamente, la misma esencia de la democracia: la participación. Yo no formo parte de aquellos a quienes les parece que en España hay democracia porque se puede votar cada cuatro años, entre quienes dudo que te encuentres. Yo no delego mi voto para que me mantengan callado durante ese plazo.
      No entiendo bien por qué recuerdas el capítulo de mi militancia en el PSOE, cuando es algo de hace 10 años, de lo que por supuesto me sigo responsabilizando, como de todos mis actos, me gusten más o menos con el paso del tiempo. Y sí, me parecían mal muchas cosas del PSOE, hasta el punto de que no duré demasiado; pero fíjate que era el partido en ese momento en el que había más libertad y que todavía tenía mucho de partido de izquierdas, con corrientes en su seno muy interesantes, o eso creíamos algunos, que no nos dedicábamos a hacer análisis sesudos de su naturaleza.
      Voy a aprovechar la oportunidad que me das para explicar algo que muchos conocen, pero muchos otros no, y que quería que estuviera presente en esta web.
      Entré en el PSOE, por razones que no vienen al caso, gobernando Aznar, y simultáneamente peleando en las calles, mucho más allá de lo que lo hacía mi partido, contra la guerra de Irak. ¿Te acuerdas cuando algunos nos encerramos en nuestro pueblo en la Casa de Cultura en protesta por la guerra, y luego organizamos una manifestación desde la casa del cura al ancla, y vuelta? Pues ahí estaba, igual que haciendo el mercadillo solidario contra la guerra, o luego promoviendo con otros una plataforma para hacer sostenible medioambientalmente el municipio, por ejemplo. Mi paso por el PSOE duró menos de tres años.
      Y es que, aunque permanentemente heterodoxo, mi vida se ha caracterizado, también, por el compromiso militante. Contra el franquismo en las Juventudes Comunistas y en el PCE, que me condujo a la cárcel y luego al exilio voluntario, y que di por finalizado cuando Santiago Carrillo acordó los Pactos de la Moncloa con Suárez (año 1977), que consideré una traición equiparable a las que luego vendrían del PSOE, o mis coqueteos con el anarquismo, trabajando con cooperativas anarquistas en el terreno de la edición y la distribución de libros.
      En los años 80 y 90 viví la vorágine de la noche madrileña, cumpliendo un relativo protagonismo, y siendo consecuente con mis ideas, como demuestro, pasado el tiempo, con mis escritos y mis acciones, que se pueden averiguar deteniéndose en el minucioso recorrido periodístico de esta web. Luego tan bien sufrí, como el resto de mi país, salvo excepciones, sobre todo las que se daban en reductos intelectuales, un estancamiento, un adormecimiento, que efectivamente me llevó al PSOE. Cuya relación rompí, sobre todo por la situación interna de mi agrupación en Collado Mediano, pero también porque me tocó defender algo en lo que no creía: Maastricht.
      Sin embargo, lo que me parece revelador e importante es lo que vivo actualmente. Y es consecuencia directa de la sacudida del 15M. Fíjate si estaba atento al momento que ya participé en la manifestación previa al 15 de mayo de 2011, organizada por Juventud sin Futuro y que recorrió la calle Atocha. Desde entonces me mantengo en la asamblea popular de Collado Mediano, de cuya participación me siento profundamente orgulloso. Ejercicio ciudadano que me ha conducido este domingo pasado, 15 de junio, a formar parte de los fundadores del Círculo Podemos del municipio, en donde me ha dado alegría reencontrarte.
      En fin, por último no sé quien habla de la II República en estos momentos, salvo, supongo, nostálgicos de algún pasado, amén de los historiadores. No, cuando hablo de República me refiero al futuro, a la democracia participativa, a la forma de estado que el sentido común y la decencia política exigen en estos tiempos. Así que no creo que el asunto sea tomar vino en copa o en vaso, sino seguir borrachos a base de vino, o tomar agua para tener la mente despejada y lúcida.
      Un gusto debatir contigo.

  4. Tratar de cuestión «estética» o de «distracción» el hecho de que ciudadanos y ciudadanas reclamen su derecho a elegir la Jefatura del Estado me parece que es tomarse un tanto a la ligera algo que va mucho más allá del debate monarquía/república.
    Hablo de la soberanía popular, que debiera ser el eje permanente de cualquier democracia. Todo lo demás es marear la perdiz, creo.

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