Saltar al contenido

ACE

Los escritores, esa cosa

Creo que fue a mis trece años cuando comencé lo que llamé una novela, provocado por mi primer amor y, seguramente, por mis genes. Era verano en Santesteban, un delicioso pueblo de Navarra donde mi padre hacía trabajo de campo como topógrafo. Una pasión adolescente aquella, una relación no consumada, puede que por impericia, o sencillamente porque no tocaba, pero que logró una amistad de años que aún recuerdo con cariño, y mi fatal entrada en la escritura, mundo del que ya no me he zafado, haya sido como periodista, o como escritor propiamente dicho.Leer más »Los escritores, esa cosa