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«Yeruldelgger. Muertos en la estepa». Espléndida.

Se está haciendo muy buena novela policíaca en el mundo. Es cierto que también en España. Y continuamente aparecen nuevos autores con espléndidas novelas. Ian Manook es un autor francés que se ha atrevido a construir una espléndida historia en un escenario muy inédito: Mongolia. Es su primera novela, editada aquí por la editorial Salamandra.

Francamente, Manook, por su apellido y por la estupenda ambientación y descripción que nos hace de aquella tierra y de sus gentes, bien pareciera un autor mongol al escribir Yeruldelgger. Muertos en la estepa. Entre otras razones porque sobrepasa el mero trabajo de documentación que un escritor hace para afrontar el reto de construir una obra, que precisa de ese esfuerzo previo. Así, historia, costumbres, leyendas, tradiciones, paisajes y todo lo que tiene que ver con la vida que rodea la peripecia de los personajes, llega inoculada en las páginas de esta obra y lo impregna todo, cada línea.

Me ha gustado mucho la novela de Manook, por diversas razones, sobre todo porque me ha atrapado desde el principio y hasta la última palabra, que es lo más que se puede pedir a una novela; pero tal vez la razón más importante sea por el personaje de Yeruldelgger. Un personaje que se puede usar como modelo para explicar lo que es tanto un personaje redondo, como dinámico. Quiere esto decir que es tanto un personaje que evoluciona, que cambia dentro de la trama, como uno que es complejo, a veces contradictorio, muy real, muy persona.

Mataron a una hija de Yeruldelgger, motivo por el cual su esposa, hija de un magnate, gran empresario, enloqueció. Ahora su otra hija está ligada a un tipo peligroso, y anda metida en el mundo de la droga. Él vive asumiendo un complejo de culpabilidad de caballo. En ese estado, se ve involucrado en dos casos que terminarán teniendo que ver: la aparición del cadáver de una niña, enterrada en medio de la estepa, y el asesinato brutal y vejatorio de unos chinos y de sus putas mongolas.

Así, ofuscado por la venganza, va enredándose en unos casos cada vez más sofisticados, hasta que a punto de morir, Yeruldelgger reaparece donde estuvo confiado, en el monasterio de Yelintey donde recibió las enseñanzas que le hicieron quien es, uno de los pocos centros de fe que habían sobrevivido a la erradicación que sufrieron por parte de las milicias de voluntarios, la policía política o el ejército revolucionario; allí estuvo durante cinco años, de los trece a los dieciocho, siendo el monasterio todavía una ruina. Los pocos días que pasa en el monasterio, consiguen que abandone la cólera y recupere la fuerza. Su riqueza interior, de sentir tanto como reflexionar. Porque la cólera, la sed de venganza habían conseguido perturbar gravemente el juicio sobre sí mismo. Regresa sereno, sin deseo de venganza, sólo de justicia. Ya no es un hombre colérico, sino alguien sólido, seguro, convencido.

Y así afronta decidido la resolución de los casos entrelazados, sin complejos ni rémoras. Lo que hace que el final se acerque rápidamente, aunque no de manera fácil.

La importancia de las tradiciones para poder seguir sintiéndose pueblo mongol. Gengis Kan presente. La corrupción policíaca en su implicación álgida; policías convertidos en matones de algún poderoso. El industrialismo de la escasez, la estrategia de China para permitir que unos países se desarrollen y otros no. La omnipresente presencia china en el territorio autónomo. Poderosos intereses de diversos poderes fácticos. La novela asume diversos temas que tienen que ver, de una manera u otra, con la trama.

Es una lectura pasional la que la prosa de Manook obliga a hacer al lector, y no es fácil escaparse de ella, con momentos cumbres como el espeluznante interrogatorio que Yeruldelgger mantiene a un sospechoso dentro de un pozo al que va lanzando serpientes venenosas. Porque la crudeza es uno los elementos de la narración.

Y los personajes secundarios cumplen un papel tan importante como  que alguno de ellos reemplaza el protagonismo de Yeruldelgger durante varios capítulos, cuando éste se recupera en el monasterio, Personajes secundarios que humanizan a coro los aspectos heroicos del protagonista. La forense Solongo, la inspectora Oyun, ambas enamoradas de su jefe, el bravo chico de la calle, Gantulga, que tanta ayuda presta a la investigación, etc.

Excelente y muy recomendable novela, sólida, con enorme tensión de principio a fin, que el autor ha construido basándose en la riqueza minera de la estepa, que supedita al país al interés de los magnates coreanos, rusos y chinos, origen propicio para negocios oscuros de diversa índole.

Como no había oído habar de este autor antes de leer su novela, es bueno que tú también sepas que Ian Manook es el seudónimo de Patrick Manoukian. Que nació en Meudon, Francia, en 1949. Que es periodista, editor y escritor. Que en los setenta publicó artículos y reportajes sobre turismo en diversas publicaciones, hasta que a mediados de los ochenta creó Manook, una agencia de comunicación especializada en autores de viajes, y Tournon, una editorial infantil y juvenil. Que durante su extensa carrera ha firmado guiones para cómics de humor, dos libros de viajes y también una novela juvenil, por la que mereció el Premio Gulli 2012. Además de Yeruldelgger, muertos en la estepa, ganadora del Premio SNCF du Polar 2014, el Premio de las Lectoras de Elle y el Premio de los Lectores de Quais du Polar/20 Minutes, entre otros galardones, Ian Manook es autor de Les temps sauvages (2015), aún no publicada en España pero qee ya, muchos, estamos esperando con ansiedad.

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